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LA PALABRA Y EL EVANGELIO

Liderando bajo el poder de la Palabra de Dios y el evangelio



Quiero llamar tu atención a volver a poner nuestra esperanza en Cristo y su evangelio porque en eso hay poder para cambiar.

A veces queremos ver cambios en las personas y tratamos por todos los medios de enseñarles el camino que deben seguir o lo que es mejor para ellos, pero hay un esfuerzo que en ocasiones es vano. En mi experiencia como líder quiero decirte que lo único que he visto obrar con un poder sobrehumano, es traer a la gente a que lean sus Biblias, que se aferren a la Palabra de Dios como su vida misma, y es por eso que hoy quiero animarte en tu liderazgo a experimentar el poder que tiene la Palabra de Dios para cambiar vidas.


  1. Conoce el poder que tiene la Palabra de Dios

Ella no solo es un informe de lo que Dios dijo, ella es lo que Dios sigue diciendo HOY. Hay muchos que dicen cosas de la Palabra de Dios pero eso no es tan importante como lo que ella misma dice; lee estos textos y descubrirás el poder que hay en ella. Es recta y verdadera: Salmos 33:4Es pura y probada: Salmos 12:6Es justa y confiable: Salmos 119:138Es eterna y firme: Salmos 119:89Es divinamente inspirada: 2 Timoteo 3:16Es útil para enseñarnos y corregir. Confía en ella para todo lo que quieras enseñarle a los que Dios puso en tus manos; en ella está la imagen de lo que Dios piensa, su forma de mostrarnos su gracia, su sabiduría está ahí, en la Palabra está el poder para revelarnos a su Hijo.

Y en ella descansa la fe, una fe que oye esa voz y responde. Buscas que la gente tenga FE: declara que esa FE viene por oír, y oír no tus historias, no lo último en tendencia de noticias; la fe vendrá por oír la Palabra de Dios, Rom. 10:7. El pecador, tú y yo, solo pudimos conocerle por el evangelio y eso es lo que está revelado en la Palabra, fuimos restaurados por ese gran poder.


  1. Conoce el poder del evangelio

    Romanos 1:16 El evangelio de Cristo tiene poder de vivificar a esas personas muertas que llegan a nuestras iglesias pequeñas; es ese evangelio el que va a darles un nuevo corazón, uno transformado y un corazón caminando con Cristo no solo el día de grupo sino cada día. Yo sé que la cultura quiere que nos avergoncemos de Él, hasta se ríen si tú lo mencionas, pero yo sigo creyendo en ese evangelio de Cristo porque eso fue lo que me transformó a mí, y los que no creen en eso es porque no lo conocen y no saben lo potente que es. Pero si tú ves lo que el evangelio pudo hacer en ti, aún tú siendo así...Crees en algo que has gustado y visto. No es por mi cuenta que le sirvo, es a causa de ese amor redentor, y ese poder y fe que me atrajo a Él; y si hoy le estoy sirviendo sigue siendo a causa de Él.


Su sangre me limpia, su justicia está vistiéndome cada día. En una cultura que busca inclusión quiero que sepas que este mensaje sí es uno que incluye, a todo aquel que cree, sin importar quién seas; un Jesús amigo de pecadores aunque Él odia el pecado, pecado que Él derrotó, también es exclusivo, para aquellos que son atraídos y para aquellos que le siguen y no se avergüenzan; Él les decía a los que escogía: sígueme, y ellos tenían que dejar todo atrás.


Debes recordar algo muy importante: una cultura del evangelio de Cristo cambia a las personas, pero para usar ese evangelio y predicar esa Palabra no debes avergonzarte, lo crees con todas sus implicaciones, todas.

Esto no quiere decir que siempre hablas de la salvación, no; en el contexto de tu grupo o personas específicas sabes quiénes ya creen en Cristo y ese evangelio los va cambiando. El asunto es: Él te salvó, ahora ve a Cristo en todo lo que necesitas cambiar. Hay algo con lo que tú no puedes, entonces sigue al mismo evangelio, al mismo Salvador para seguir viviendo una vida en Él.


Tú y yo debemos recordar que somos parte de una iglesia que tiene su misión específica, llamada para anunciar a un único Salvador y mediador.

Una iglesia que no cambie la misión, porque llevar un mensaje que cambie de acuerdo al movimiento de este mundo va a estar cambiando de acuerdo a la época, pero la misión que está en la Palabra es la misma.


Si como líder tu misión es la autoestima de todos, llevarás un mensaje de terapia; si tu misión es social, tu mensaje será social; si mi misión en mi grupo es buscar el éxito de todas las personas ahí, mi mensaje va a ser de hacer y hacer por hacer; si la misión es llenar sillas, vas a implementar e implementar solo para llenar un espacio. Yo te digo: si esa es tu misión, eso vas a hablar. Pero si sigues en la misión que Cristo dejó, no solo tendrás sillas llenas en tu grupo, sino gente integrándose al cuerpo de Cristo, gente siendo transformada, siendo discipulado, gente siendo sal, gente siendo luz, gente siendo como Cristo, y gente que va y hace todo lo que les enseña el evangelio de Cristo, y guardan todas las cosas que Él ha mandado, y gente que ya sea que coman o beban hacen todo para la gloria de Dios. Y esta misma gente es la que se unirá a Pablo, a ti y a mí a decir: No me avergüenzo del evangelio. Esto, a veces, líderes, va a implicar que tu misión va a menguar, tus planes no tendrán éxito, tu vida será sin fama, sin posiciones ni aplausos, pero una vida de PODER en Cristo, por FE, sin negociar ese poder ante otras propuestas, ese es el evangelio, es Cristo y eso es lo que los va a cambiar. No hagamos de ese poder una mediocridad, hasta que un día estemos ante el Juez justo.


Qué emoción entrar al otro punto.3.


  1. Conoce a quién darás cuentas

1 Corintios 4:1-5Comienza Pablo hablando de los que llevamos el mensaje, pero esta carta fue escrita a la iglesia, así que la iglesia fue informada de cómo debían ser sus líderes. No le teman a esto. Somos siervos y administradores del evangelio que nos fue dado, no somos una élite por encima de otros; esto debe recordarnos que no es nuestra elocuencia o nuestra inteligencia, sino nuestra FIDELIDAD al mensaje de Cristo, y aún en el centro de nuestras vidas, hay criterio aquí de lo que mi Dueño y Señor va a usar para evaluarme: que sea hallado fiel. No buena gente, no simpático para no herir tus sentimientos, no carismático o con buena personalidad, sino fiel.


Lee en 1 Timoteo 4:1-8Vemos a Pablo a punto de morir, no estaba preocupado por su muerte, esto me dio unas fuerzas para seguir en esto, preocupado porque el evangelio no se pierda, preocupado porque se predicara la Palabra. ¡Esto es algo que impresiona! Él estaba viendo la esperanza de que pronto estaría ante el Juez justo. Qué ánimo, y esto nos debe dar fuerzas no para dar lo mínimo porque es ante Él que daremos cuenta y no ante humanos; de saber que voy a poder ser parte de lo que Él dijo que era su plan de redención, una pequeña parte, pero parte que dará cuenta.

Pienso esto: la evaluación de otros no debe importar tanto como la evaluación de Dios. Puede que en tu evaluación aquí tengas todo bien, pero no así ante Él, que te confió. Es por eso que debes decir: ¿Qué ordenó el Señor que hiciera? Porque, últimamente, a Él daré cuentas. Esto no quiere decir que no debamos examinar. En el capítulo siguiente Pablo reprende por no juzgar un caso de inmoralidad, así que por eso él dijo “ni yo me juzgo”, porque a veces hasta nosotros nos sacamos un 10 al juzgarnos, podemos decir: todo está bien. Cuando Él venga dará alabanza a cada uno. Esto debe ser tu motivación, no los aplausos acá, no los ascensos acá, porque si esperas de la gente reconocimiento, te darás cuenta que son los primeros en darte la espalda aunque hagas mucho por ellos cada jueves, cada sábado, cada miércoles. Mejor ve con esta actitud: mi trabajo es para el Señor, el Juez justo.


  1. Conoce que eres un necesitado

    Mateo 5:3Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. No hay gente con privilegios: seas rico o pobre no importa, lo que importa es: te llamó, le sigues, te vuelves a Él, te arrepientes y eres parte. Pobre es un necesitado de alguien y esa ayuda que necesitamos viene de Dios. Hoy la cultura del mundo te dice: Sé fuerte, vos podes con todo. Sé independiente. Busca tu yo propio, etc. Las bienaventuranzas nos presentan lo contrario: sus seguidores deben ser pobres en espíritu. En aquellos tiempos los pobres eran mendigos que estaban incapacitados de algo y ocupaban ayuda de alguien. Así debo mostrarme yo delante de Él cada día: necesitado de Él y dependiente de Él; y de esta forma, al pedir su ayuda le digo: no puedo cambiar a esta gente pero tú puedes. Clamamos a Él por ayuda porque no podemos solos, y porque Él es misericordioso con todos los que le invocan. No seamos independientes de Dios, hagamos todo con su ayuda. Porque no tenemos perfección en nosotros; Él tiene todo bueno en Él. Yo puedo fallar, Él no. Muchas veces queremos heredar el reino pero no reconocer la pobreza espiritual. Vas con su ayuda y Él cambia a la gente porque ellos no te oyen a ti y no te siguen a ti: ellos oyen a su Pastor. Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen”, Él habla a sus corazones mientras tú predicas su Palabra. Gran Comisión: “Toda potestad me es dada, ahora vayan”. De Él sigue siendo esa potestad, de Él sigue siendo la gente. Ve con amor a ellos y haz todo en respuesta al amor de Él por ti.


Me encantaría, antes de terminar este escrito, poder orar junto a ti para que Dios te dé el valor de creer en el poder de su Palabra y su evangelio para ayudar a otros en su fe; que Dios te dé la valentía para seguir predicando y enseñando a otros de Cristo y su obra, y que en medio de los retos a enfrentar, Él te dé el poder y coraje de hablar de su nombre.


Amén.


Nos vemos en un próximo blog.

Att. Andrea Estrada

 
 
 

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